La celebración del Bicentenario de la Revolución de Mayo de 1810 nos brinda la posibilidad de repensarnos como sociedad. Reabre las puertas de nuestra historia y nos invita a mirarnos en ese espejo que somos nosotros mismos: nuestros avances, nuestras luchas, nuestros sentidos y sinsentidos. Renueva las aspiraciones que tenemos y nos alienta hacia adelante. En un marco de fortalecimiento de la ciudadanía, visitar la historia revitaliza las capacidades personales y nos recuerda que no solamente con grandes acciones se construye un mejor futuro común.
La conmemoración del Bicentenario de la Revolución de Mayo constituye para
la sociedad argentina una oportunidad de celebración y de encuentro, y al mismo tiempo impulsa un proceso de reflexión crítica, al modo de un balance, de cara al futuro en la definición y construcción de una sociedad cada vez más justa.
En esta revolución se gestó la constitución de un capital social inalterable en el tiempo: un valor ético y social de hombres y mujeres constructores de su propio destino y el de su comunidad.
Doscientos años después, el máximo valor sigue siendo la constitución de una democracia plena, en derechos y obligaciones.
Conmemorar el Bicentenario de la Revolución de Mayo, es hablar de libertad y responsabilidad individual y colectiva, de convivencia, de deberes y derechos, de futuros optimistas y posibles, de memoria individual y colectiva.
En nuestra escuela lo festejamos así